A 72 años del paso a la inmortalidad de la Abanderada de los Humildes
	Evita: Ejemplo de Lealtad sin condicionamientos Escribe Jorge Rojas, Secretario General de FONIVA y SOIVA. Especial para Noticias Gremiales Buenos Aires - Eva Duarte fue actriz y si bien incursionó en el mundo del cine y de la radio con un modesto éxito, el destino le tenía preparado un papel protagónico mucho más valioso, trascendental y real: convertirse en Evita.

Y Evita fue Eva Duarte, claro, pero fue también Eva Perón, fue la Abanderada de los Humildes, fue Santa Evita patrona de los Descamisados. Pero fundamentalmente, fue simplemente Evita… aquella que supo ganarse el cariño de gran parte del Pueblo Argentino, aquella que acompañó al General Perón desde el primer día, aquella que tuvo un rol importantísimo en la gestación del 17 de octubre de 1945 y por ende, en el mismísimo nacimiento del Movimiento Peronista. Aquella que hizo de la lealtad un valor sin condicionamientos, une regla infranqueable en su manera de concebir la vida.

También fue Evita quien desde la Fundación que llevó su nombre supo ayudar a niños, niñas, adolescentes y mujeres. Fue ella, la artífice máxima del sufragio femenino en nuestro país, la del Renunciamiento Histórico y a la que, tristemente, devoró una maldita enfermedad que se la llevó joven y la convirtió en mito. Mito real. Mito verdadero. Mito popular. No hay nada de ficción en Evita, aunque ella misma pareciera ser un personaje extraído del libro de las heroínas ilustres de la humanidad.

Una heroína que se plantó de igual a igual ante oligarcas, opositores, vendepatrias y cipayos. Una heroína que defendió hasta su último suspiro aquella Justicia Social en la que creyó, a la que se aferró y a la hizo estandarte de sus convicciones.

Una heroína llamada simplemente Evita.